El costo de la oportunidad
La gestión de costos para las empresas a lo largo de los años se ha vuelto un pilar fundamental. Esto teniendo en cuenta que el margen bruto es la primera manifestación en el estado de rentabilidad de los resultados corporativos que se puedan obtener en un periodo determinado.
Las empresas en general, gestionan su información a través de los estados financieros, los cuales muestran la estructura o composición de la compañía y los resultados que están teniendo.
Dichos estados financieros, que se componen por cuentas de ingresos, costos, gastos y resultados se convierten en el principal insumo para el desarrollo de las actividades económicas, teniendo en cuenta brindará la información especifica de los costos generados lo cual servirá para verificar las rentabilidades obtenidas, ya sea por la operación productiva o después de descontar todos los rubros generados incluyendo impuestos.
Ahora bien: Todas las organizaciones, sean consientes o no, cuentan con unos costos ocultos, que siempre están presentes y no son evidentes en la contabilidad financiera. Y de acuerdo con cada proyecto o situación presentada en la empresa, se incurre en uno o varios tipos de costos. Uno de estos, el costo de oportunidad.
El costo de oportunidad sale a flote cuando una organización busca diferentes alternativas de inversión, puesto a que debe existir alguna medida de comparación para poder corroborar si la rentabilidad obtenida es o no la adecuada, es decir, nos brinda aquel criterio que deberemos tener para tomar las decisiones correctas.
En otras palabras, es un concepto económico que se define como la cantidad de bienes y servicios a los cuales se renuncia por adoptar una alternativa distinta a la que se está ejecutando en ese momento.
El concepto toma relevancia ya que el mundo empresarial es un mundo de decisiones. Y cada elección tomada por una empresa básicamente se trata de una elección costo-beneficio, lo cual trae claramente una reacción en el aspecto financiero.
La exigencia del mercado hoy en día, exige que cada decisión tomada por la empresa a nivel de inversiones, debe ir de la mano de un análisis de costo de oportunidad.
Un ejemplo de esto sería cuando el departamento de tesorería de una empresa decide invertir en divisas en lugar de papeles comerciales, esta puede una excelente decisión en el presente donde se identifica que puede haber una mejor rentabilidad, sin embargo, si cambia el comportamiento de la economía, puede terminar siendo más efectiva la compra de papeles comerciales. Por lo tanto analizar esos factores que podrían o no interactuar con la decisión de la empresa, se llama costo de oportunidad.
En conclusión, las empresas de hoy en día están obligadas a calcular el costo de oportunidad dependiendo de las variables y la información con la que se cuente, y por otro lado, también a realizar un análisis del entorno macroeconómico y la tasa de inflación teniendo en cuenta proyecciones futuras.
Esto resulta esencial ya que las circunstancias de la economía son cambiantes y dependerá de la capacidad de cada equipo financiero, tomar las mejores decisiones posibles para el bienestar económico de la organización.